Tienes un email : ven a trabajar gratis.

El correo electrónico dice : seguid mi ejemplo. El profeta es un tal Walsh, patrón de la British Airways, que lo ha enviado a sus 30.000 trabajadores pidiéndoles un mes de trabajo gratis. El pequeño dato de que el profeta gana 735.000 libras al año, frente a una media de 29.000 de sus trabajadores, no le ha hecho reducir su petición.

Antes de que el Diputado Joan Herrera decida calcular si Florentino podría pagar una mensualidad media a los trabajadores ingleses de la British con lo que ha costado el futbolista , ya os digo que si y que aún nos sobrarían 20 millones de libras para unas copas. Florentino : eres culpable de que los trabajadores de la British se vean en tan incómoda situación.

Curioso resulta que esta proposición indecente haya llegado por correo electrónico. Parece que la relación con los trabajadores no pasa por los sindicatos. Hubiera sido más « glamuroso » un twitter pero Walsh no debe estar a la última en comunicación interna en las grandes corporaciones.

Lo que es sorprendente es que hay quien ya se ha ofrecido a aceptar la propuesta. Cosa que ha abierto un debate entre los sociólogos : hay una gran identificación corporativa o una gran inseguridad.

Apuesto por lo segundo que, en realidad, es lo que ha ocurrido en nuestro pais en la SEAT, en Fagor y en una miriada de empresa donde se pagará con renuncia salarial a la caida de pedidos y liquidez.

Los empleados de la British dicen tomárselo como un chiste y los sindicatos andan bastante enojados. Pero lo cierto es que la idea se extiende : en Australia un 25% de las empresas se han planteado medidas de este tipo ; doscientos mil funcionarios californianos se encuentran en esa situación. Una especie de moda recorre el mundo del capitalismo antaño desregulado : hazte voluntario para salvar la empresa ; apadrina a un patrón o algo por el estilo.

Dicen los empresarios españoles que prefieren despedir que adoptar negociaciones de este tipo. Cosas de la rigidez, la negociación sindical obligatoria y esas zarandajas administrativas que nos impiden ser modernos como todo el mundo sabe.

Y nosotros, reducidos practicamente a condición de soviéticos en el mundo este del capitalismo moral, creyendo en el derecho a que el sector público compense la renta perdida por la ausencia de empleo y crisis. Que poco modernos que somos y que poco compromiso corporativo compartimos.