“Pakistanies de la Web” o periodistas sin calidad.

Periodistas “low cost” o los “pakistaníes de la WEB”. Así se refieren en Francia a los periodistas que se alinean en las redacciones de los periódicos frente a las pantallas. Jóvenes, con pinta de “frikis”, contrato temporal, cobrando por pieza, asumiendo que el periodismo on line es un territorio sin derechos.

Con condiciones sociales indignas en las redacciones, tanto de los sitios web como en las salas del papel, los editores siguen predicando, cada vez con menos éxito, el periodismo de calidad.

Recuerdo, a principios de los ochenta, mis primeras experiencias con los medios. Un grupo de jóvenes periodistas, en Zaragoza, buscaban bajo las piedras (o sea, en mi despacho) información sobre los créditos irregulares de La Caja de Ahorros. Incluso un notable periodista de El País, cuando el periódico aún no era el faro y guía de occidente, se desplazaba a Zaragoza porque un jovenzuelo parecía saber algo de la crisis de una empresa llamada Hidronitro.

Tiempos donde el periodismo era de investigación porque los lectores pedíamos noticias. Ningún medio ha investigado, seguido o alertado sobre los dudosos créditos de Caja Castilla La Mancha (seguimos esperando autocrítica y los próximos escándalos que andan en los rumores y no en los periódicos). No lo han hecho por que han vivido de la burbuja, sometidos a sus líderes, pero, también, porque no ponen a los periodistas en su sitio.

Los gestores de los medios los quieren en las pantallas, sin salir a la calle, sin conocer una fuente, sin hablar con nadie, buceando en las redes sociales, transmitiendo lo que ocurre sin datos o verificación. Hay más preocupación por los contenedores que por los contenidos.

Con el pretexto de las nuevas tecnologías, los editores, más preocupados por el contenedor que por el contenido, descubrieron el mundo de los periodistas mal pagados y la facilidad de administrar lectores complacientes que seguían comprando periódicos para leer, de nuevo, lo que ya sabían por internet: las noticias de ayer.

La información de calidad que tanto se predica no es otra que recuperar la relación con los lectores y lectoras.Y nosotros queremos algo distinto: queremos historias

Eliminar papel y periodistas no es un modelo de negocio. El modelo de negocio en los medios, como en cualquier otro, se basa en la inteligenia de los recursos humanos. Pero,cielos, esto hay que pagarlo.