Se buscan buitres para comprar el futuro.

No; no es que ande yo, en este momento, en la cosa de salvar aves y tampoco me refiero a que, en periodos de crisis, sea tiempo de enterradores o carroñeros, aunque si me pedís que me lo piense, igual si que este texto va de eso.

De lo que hablo en realidad es de lo que otro día he sugerido: los gobiernos y las empresas buscan “buitres”, esos gestores de fondos que se dedican a especular, a aprovechar los activos de las empresas y países endeudados o en crisis.

Los gobiernos y los bancos esperan que los fondos “buitres” les compren los activos envenenados; también las instituciones financieras españolas que los tienen medio ocultos, inconfesados, o que aparecen a medida que aumenta la morosidad.

Las empresas en crisis, especialmente las inmobiliarias esperan que los “buitres” les compren pedazos del devaluado patrimonio que sin objetivo, oficio o beneficio esperado han atesorado y no piensan usar.

Que los buitres vengan de paraísos inconfesables, con capitales inconfesables, procedan de páramos o estepas rusas; de la especulación americana o japonesa da lo mismo: la cosa es que compren y salven los restos del naufragio.

Estos “buitres” son tan itinerantes como oportunistas y los veréis protagonizar multitud de operaciones, ya que la crisis económica obligará a las reestructuraciones empresariales, un campo donde estas firmas se mueven, exactamente como eso: como buitres.

Acumularan activos a precios devaluados; a los bancos no le importará mucho: ya andan diciendo que sus propiedades inmobiliarias y participaciones andan sobrevaloradas en un cuarenta por ciento. El Banco de España también ha puesto alguna vela que otra al dios de los buitres para ver si le capitalizan la banca sin que se note demasiado. No descartéis que alguna de estas compras se financie con uno o más de esos créditos baratitos que, con dinero público, le ha pasado el gobierno a la banca.

Cuando esto acabe, con apenas impuestos, con escaso esfuerzo, buena parte de otrora afamado y burbujeante patrimonio será propiedad de los más extraños propietarios que, otrora, destrozaron la economía industrial y los sistemas monetarios dos o tres veces.

Buscan “buitres” desesperadamente desde los ministros de Obama a los de Zapatero. El ruso traía uno; los italianos han puesto otro; los petrodólares siempre están dispuestos a comprar equipos de futbol y activos de los presidentes de los equipos de futbol. En fin, si conocéis un buitre ponedle cara de amiguete.