Venezia: Tiempo de Máscaras.

Hoy es 14, y en Venezia (así con Z) empieza el Carnaval. Tiempo de máscaras hasta el día de la ceniza. Preámbulo de primavera. Tiempo de confusión. Cuando la máscara trae la promesa de la igualdad.

Días para las marionetas y los arlequines, para los trajes y las risas. Para un ombra, los fritelle o los galani.

Días para el callejeo canalla donde las máscaras del populacho y los burgueses, venidos a menos, se ven rodeadas de turistas que no han comprendido que, en Carnaval, no se ven ciudades sino que se consumen.

En realidad Venecia vive siempre enmascarada. Una Ciudad donde se vive en decorados esculpidos en la historia que estos días añade luces, trajes, máscaras. Y por diez días el gris desaparecerá de vías y campi y extraños personajes poblarán las calles.

Y mientras añoramos las máscaras nos las imaginamos.

Imaginamos que encontraremos al siempre hambriento Arlequín, víctima del avaro Pantalone, mientras el charlatán Balanzone habla como un ministro y, a lo mejor, el Polichinela, siempre filósofo, escribe un blog arreglando el mundo. Porque este peregrino mundo, a lo mejor, vive en un permanente Carnaval.

Decía Byron, hablando de Shelley: “él cree en la utopía, yo creo en Venecia”. Mis creencias son más amplias, incluyen Mikonos por ejemplo. Pero, más o menos, más o menos….