Los relatos de los grandes poderes tras Bush.

La época de Bush se ha caracterizado por las narraciones, los relatos ideológicos con los que los neoconservadores – como expresión de los grandes poderes corporativos - de todo tipo han sacado provecho de la presidencia norteamericana.

Tras Bush, parecen abrirse dos tendencias que tendrán importancia a la hora de reescribir estos discursos. Por una parte, el aumento de la impugnación de la preeminencia estratégica de los EE.UU. Tanto a nivel americano como internacional esto requerirá adaptaciones de los relatos y las narraciones ideológicas a los nuevos equilibrios de poder.

En segundo lugar, estos relatos del poder se han de afianzar en un entorno de comunicaciones que ha visto como se ha ampliado el “menú” de medios mundiales de comunicación; una imprevisible, hasta hoy, presencia de su dispersión y, sobretodo, de la ampliación de su carácter participativo que tiende a socavar el predominio ideológico de las descripciones estratégicas de los grades poderes políticos, sociales y económicos. Las recientes propuestas de Berlusconi de controlar internet son un excelente síntoma de ello.

No debiera confiarse, a pesar de ello, que estas narraciones conservadoras de los grandes poderes están en retirada, entre otras cosas porque las hipotéticas fuerzas del cambio carecen de su propio relato.

Por ejemplo, el gobierno de Obama huele a centro derecha o la izquierda europea no parece gozar de buen momento – Francia, Italia, Alemania o Inglaterra, por no hablar del conjunto de la Unión, no ofrecen potentes alternativas progresistas precisamente – y no parece que la izquierda española pueda liderar relatos alternativos-. Quizá sea el tiempo de ideas de la ciudadanía.