El diario Liberation da cuenta de los resultados de una encuesta en la que viene a decirse que la red no hace milagros en materia de movilidad social. Los investigadores (Orange Labs y Fundación Internet de Nueva Generación) partían de la hipótesis de que la Web 2.0 permitiría, a través de sitios como Facebook, Dailymotion o Myspace, que la gente de entornos más modestos ampliara sus contactos, construyera una red de la que carece en la vida real y, así, superar las fronteras sociales.
Uno de los sociólogos autores de la investigación reconoce que creía que la red “restablecería el equilibrio” entre altos niveles de formación y profesionales, con conocida habilidad para crear redes sociales, profesionales y familiares, y quienes tienen menos recursos de este tipo, por nacimiento o cultura, para construir su bagaje vital.
No parece que la red ayude mucho. Parece que los sectores más humildes de la red están intentando cruzarse con los sectores con los que no se encuentran en la vida real, ampliar sus relaciones más allá de los perímetros culturales o económicos de partida. También parece que no están obteniendo muchos resultados.
Parece que las categorías socio - profesionales más altas filtran más los contactos en la web que el resto de los trabajadores, empleados o con menos formación. Los niveles más altos de la escala social estudian detenidamente los perfiles antes de aceptar “un amigo” mientras los otros sectores los aceptan rápidamente o, simplemente, viendo la foto.
Por otro lado, las categorías más elevadas calculan, mantienen y construyen mucho más su imagen, al tiempo que toman la iniciativa en sus relaciones. Las categorías menos formadas son más exhibicionistas pero, también, más pasivos a la hora de hacer relaciones.
En una palabra, la ciudad y la web se parecen bastante en esto de reducirnos a nuestro entorno social o cultural. La promesa democratizadora no parece cumplirse en lo que a relaciones sociales se refiere.
Uno de los sociólogos autores de la investigación reconoce que creía que la red “restablecería el equilibrio” entre altos niveles de formación y profesionales, con conocida habilidad para crear redes sociales, profesionales y familiares, y quienes tienen menos recursos de este tipo, por nacimiento o cultura, para construir su bagaje vital.
No parece que la red ayude mucho. Parece que los sectores más humildes de la red están intentando cruzarse con los sectores con los que no se encuentran en la vida real, ampliar sus relaciones más allá de los perímetros culturales o económicos de partida. También parece que no están obteniendo muchos resultados.
Parece que las categorías socio - profesionales más altas filtran más los contactos en la web que el resto de los trabajadores, empleados o con menos formación. Los niveles más altos de la escala social estudian detenidamente los perfiles antes de aceptar “un amigo” mientras los otros sectores los aceptan rápidamente o, simplemente, viendo la foto.
Por otro lado, las categorías más elevadas calculan, mantienen y construyen mucho más su imagen, al tiempo que toman la iniciativa en sus relaciones. Las categorías menos formadas son más exhibicionistas pero, también, más pasivos a la hora de hacer relaciones.
En una palabra, la ciudad y la web se parecen bastante en esto de reducirnos a nuestro entorno social o cultural. La promesa democratizadora no parece cumplirse en lo que a relaciones sociales se refiere.