El catálogo de santos, la conversión de Gramsci, los obispos, los imanes, los espías y los chamanes.

No hace muchas mañanas desayuné frente a uno de esos programas de sesudo debate: un experto anunciaba que habían descendido, a pesar de Iker Jimenez, las apariciones de brujas y el avistamiento de Ovnis. Podría parecer un anuncio modernizador pero, por si acaso, los medios me traen noticias de que, al contrario, los chiringuitos religiosos no descansan.
EL Arzobispo Luigi De Magistris que se encontraba presentando un “catálogo de santos”, se ha sentido en la obligación de utilizar el minuto de gloria que supone presentar tal producto para anunciar al mundo que Gramsci – el máximo dirigente comunista en la época mussoliniana - en sus últimos momentos de vida, y tras años de cárcel con el silencio vaticano incluido, encontró la fe y pidió besar al niño Jesús. Hecho que no tendría nada de escandaloso salvo que, naturalmente, no ha sido ni será probado.
Mientras el obispo anuncia la buena nueva al mundo, han vuelto de Marruecos los imanes de las mezquita españolas. Allí han seguido una conveniente puesta en común de su doctrina. Al parecer la conferencia más celebrada la ha pronunciado el jefe de los espías del Rey de marruecos, Yassin Mansauri, que ha explicado cómo debe "protegerse espiritualmente a los emigrantes".
Entre catálogos de santos y espías musulmanes no nos falta la oferta patria. El Señor Rouco decide que no tenemos derecho a recordar; Monseñor Amigo quiere cruces (y medias lunas, que es un moderno) en las escuelas y todos ellos se suman a refundar el capitalismo porque antes era, dicen ahora, inmoral.
Por si acaso no os vale con obispos de Roma o patrios, con espías religiosos o imanes, podéis recurrir al Maestro Fatajo, chamán africano y al profesor Bamba. Afirman en su publicidad que “trabaja(n) a distancia o “posee(n) los espíritus mágicos más rápidos que existen”.
También, leo en un muro, hemos sido convocados a una sesión de espiritualidad oriental que añade una avispada estrategia de fidelización: ofrece un aperitivo, eso sí vegetariano. Más o menos en las mismas fechas, la revista municipal, o sea pública, nos presenta a todos a Don Ciprian Farcas, párroco de la Iglesia Ortodoxa, que vestido con sotana y al lado de un icono, ambos de tipo preconciliar modelo años cincuenta, nos anuncia la voluntad de construir un templo.
O sea que la magia, el tabernáculo, la fuga de la realidad, el cinismo, presentan en el mercado más productos que la cultura de la razón. Parece que las cosas tienen sentido e importancia únicamente si se trocean en decenas de chiringuitos espirituales. La cosa, probablemente, es que vivimos en un mundo en que la gente está dispuesta a cambiar un poco de verdad por un poco de espectáculo. Y estos nos lo dan todos los días.