Los brotes se los han “fumao” y el cabreo es el mensaje. Yo, aquí, reflexionando.

Terminó. Afortunadamente ha terminado. No era la gripe lo que ha conturbado las caravanas electorales. Que se sepa: ha habido una epidemia de brotes verdes y se los han “fumao”. Yo, aquí, reflexionando, como manda la ley.

Entiendo los efectos de fumarse brotes verdes: la visión planetaria de Leire, a modo de fantasía con ÉL y José Luis o el exceso contable de “pepiño”, fruto de algún brote en mal estado. Puedo entender que alguien cargado de brote verde pueda convertir en honorable a Camps y hasta que un viaje de brote verde se pueda hacer en un Falcon 900. Pero hasta ahí llega mi tolerancia.

Ya sabemos que el cabreo es el mensaje (hay que mantener tensión, tener a los militantes enfadados y al electorado en vilo). Los asesores no se han estrujado el coco; pagan bien por creatividad baja así que hagamos lo que sabemos hacer: parecer enfadados; algún que otro video falaz y grosero y a pasar por caja.

Sobre todo, dejemos fuera de la campaña a los que tienen razones para estar cabreados de verdad: parados, pensionistas, familias que no llegan a final de mes. Estos están preocupados por la crisis y no vamos a darle respuestas que para eso ya tenemos a los banqueros y empresarios más preocupados por recibir flexibilidad y esas cosas que son más importantes

Que el pecado no sólo sea de aquí no tranquiliza. Ya sabemos que se está produciendo el crecimiento de la extrema derecha, de los partidos antieuropeos y de los conservadores. De lo que se deduce que las estrategias adoptadas por los antagonistas de la derecha europea se saldarán con estrepitoso fracaso.

Ver a la derecha extrema española, al Presidente del Milan, a los gemelos Kaczynski de Polonia, a los nazis holandeses o a similares etcéteras ganando elecciones da miedo.

Lo que molesta es que la socialdemocracia alternativa se haya sumergido en una campaña de derrota, incapaz de recuperar aquellos días en que Europa tenía tanto de sueño como de promesa pero, eso sí, ofreciendo Candidato arremangado, Secretarias de organización en estado de levitación y Ministros de azote.

Voy reflexionando que voy a tener que votar a La Izquierda (lo del nombre también debe ser de asesor a buen precio). Aunque me parece que tampoco soy de los míos, que se cargan de razones y luego me lo estropean con un par de tontunas. Os lo tengo dicho: que no tengo arreglo.