Canto que ha sido valiente siempre será canción nueva.

Victor Jara, casi 36 años después: sus asesinos han sido detenidos. Un par de hijos de puta cuyo nombre no conocemos, y que no pienso aprender nunca, segaron a balazos su vida, tras romper sus muñecas, el 16 de Septiembre del 73. Lenta es la justicia y lento el camino de la libertad.

Conocí su muerte, un día después, el 17. Lo recuerdo porque era lunes sombrío, andaba por Moncloa, con mis colegas, preparándonos para empezar la “uni” y por el Decanato de la Complutense, y nos dieron nuestros primeros porrazos los grises a caballo. Con Jara morían para nosotros las ilusiones de que todo volviera atrás Supimos, con la fiereza de los cabreados, que odiaríamos siempre a Nixon y a Pinochet.

Sabíamos de Él que su madre se llamaba Amanda y su padre Manuel, sabíamos todas sus canciones y sus compromisos. Sabíamos de sus conversaciones de cafetín con Violeta Parra y, desde luego, sabíamos que su canto, el de Neruda, el de tantos otros formarían parte de nuestra educación como gente que ama la libertad.

Escribió en la clandestinidad del Estadio de Santiago, horas antes de su muerte, su último poema: “El silencio y los gritos son el final de mi canción”. Casi 36 años después los culpables de su silencio serán llevados a un tribunal que quizá decida que su delito ha prescrito, o quizá no. Lo dramático es que sus asesinos eran unos críos que, en lugar de perder la mañana en Moncloa o en las grandes alamedas de Santiago, cargaban fusiles americanos para “matar a su hermano”.

Muchos años después, el grupo Clash cantó: “Por favor, recuerda a Victor Jara en el estado de Santiago; es verdad, las balas de Washington de nuevo”. (Washington Bullets).

Y uno se siente convocado al odio retroactivo hacia aquellos asesinos. El mayor error de los que olvidan es creer que los olvidados harán lo mismo, versos de Daganzo que otra vez os he escrito, y que me vienen a la memoria al pensar en los asesinos de Victor Jara.

Compañero Victor Jara, ¡Presente! Se gritaba aquellos días. Si; suena a viejo pero “Canto que ha sido valiente siempre será canción nueva”.