Vienen los rusos.

Como Don Ricardo ha dedicado sus vísperas de lunes a Lisbeth Salander, probablemente no ha reparado en que mañana se inicia la visita oficial del Presidente de Rusia que, habida cuenta de sus antecedentes y opiniones, no descarto comparta algunos recursos del fondo de reptiles con nuestro eximio bloguero y amigo.
La visita del Señor Dimitri Medvédev se inicia con una declaración de principios notable que enervará los sensibles nervios de Don Ricardo con toda seguridad: “la superación de la crisis no está ligada al desarrollo de la democracia”.
Es decir, que no se pongan ustedes exquisitos con la cosa de los derechos humanos que si la gente come ya tiene bastante. Que la democracia, a más de cara, entretiene al personal en abstrusos debates sobre prioridades sociales y zarandajas similares.
Valoro mucho estos juegos que el personal tiende a traerse con la democracia. Hoy toca que la democracia no la pinta frente a la crisis, hace unos días lo de elecciones democráticas con partido único y el anterior nos pasamos la independencia judicial por cualquier estercolero. Lo valoro porque deduzco que nunca acabamos de ganar la batalla.
Me molesta sobremanera la herencia moscovita, porque es mas moscovita que rusa, de la disolución bolchevique: de Yeltsin a Medvéded, pasando por Putin, aparentan, por mucho estilo que tenga este último Dimitri, una pandilla de sátrapas que lo mismo asesinan periodistas que arrasan repúblicas o dejan las calles llenas de muertos de hambre en el invierno ruso.
Lo de la democracia es cosa débil en casi todas partes pero en Rusia no han tenido fortuna con la cosa; desde zares hasta estos modernos sátrapas ha sido difícil para los derechos humanos en esa parte del mundo. Tanto que todo un Presidente – heredero de tan largas tradiciones- no tiene pudor alguno el negar la base necesariamente democrática de cualquier política.
Idea ésta ya expresada, en numerosos ocasiones, en forma de gatos que cazan ratones independientemente de su color; de militarazos para superar crisis sociales o de horrores nazis en periodos de inflación.
O sea que no estaría de más que algún ministro, presidente o monarca que se encuentre con el citado Dimitri le recuerde que, por aquí, a la mayoría nos gusta superar las cosas con democracia…creo.