NEVERMORE

“Nevermore”, Nunca más, es el título de un desnudo de Gauguin; el nombre de una banda de rock; un juego electrónico; el titulo de una de las novelas de Batman; todos ellos rinden tributo al original: lo que el enigmático Cuervo reitera en el poema de Edgar Allan Poe.

¿Y por qué lo cuento? Pues resulta que, como me he dedicado a escribir de tontunas y refundaciones, no os he dicho que se han cumplido, el día dieciséis, los doscientos años del nacimiento de Edgar Allan Poe, uno de mis favoritos. Todo lo que hayáis leído de novelas policiacas, de terror, incluso de ciencia ficción le debe algo. Ahora que lo americano vuelve a estar de moda, que se refundan todos sus iconos, podemos recuperar a este maldito de Baltimore.

Deberíais releer algo. Yo lo he hecho con la Caída de la casa Usher y con el Cuervo. Os dejo un párrafo del primero y unos versos del segundo:

“La ráfaga entró con furia tan impetuosa que estuvo a punto de levantarnos del suelo. Era, en verdad, una noche tempestuosa, pero de una belleza severa, extrañamente singular en su terror y en su hermosura.” (La caída de la Casa Usher)

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al ave y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestral
al repetir: "Nunca más" (El Cuervo).

Aviso para mal pensados: el texto no es una alusión al invierno del capitalismo; “la funesta ave ancestral” no se pone pensando en nadie, ni el “nunca más” se refiere a nada…o si. En todo caso, son ejemplos de escritura y de de musicalidad de un poema.