Dios en el autobús: ¿un problema de “branding”?

Los Autobuses de Barcelona exhibirán el lema "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". Debo decir que yo no estaba muy preocupado hasta que he visto la campaña en España.

Se trata de la copia de la iniciada en Inglaterra (ver grupo en Facebook), mediante recogida de fondos iniciada por la British Humanist Association, impulsada, entre otros, por Richard Dawkins (los “blogueros” lo recordarán como el autor del término “meme”).

La copia de la campaña ha incluido la expresión “probablemente”, que expresa una molesta dubitación y que se debe a requerimientos legales británicos que se podían haber ahorrado en España. Es difícil vender, como observaréis, propósitos en negativo.

Enseguida se han apuntado a criticar la campaña algunos guardianes de la moralidad barcelonesa, aunque ningún grupo inglés o norteamericano de carácter fundamentalista ha proferido amenazas o críticas; al contrario, la han recibido bien porque, según ellos, trae al debate público la cuestión de Dios.

Así parece haberlo creído un Pastor de la Iglesia Evangélica de Fuenlabrada cuyo Templo paga, desde el pasado 25 de diciembre, publicidad cristiana en un autobús interurbano. Su lema: “Dios existe. Disfruta de la vida en Cristo”.

La magia, el tabernáculo, la fuga de la realidad, el cinismo, presentan en el mercado más productos que la cultura de la razón. Era cuestión de tiempo, en consecuencia, que se percibiera en la publicidad la competencia de los chiringuitos espirituales. Chicos y Chicas de la campaña atea: tenemos un problema de “branding”.

Las ventas de Dios, de las creencias espirituales, de las bendiciones y las supersticiones es el primer gran negocio de la historia y todas las organizaciones religiosas han utilizado históricamente dispositivos visuales propios de la marca. Las técnicas han cambiado pero una cosa entre la mayoría de las religiones se ha mantenido increíblemente coherente: su marca.

La religión es un producto. Las iglesias son marcas excelentes porque son piezas de información rápida en las que la gente no tiene que pensar, pero con las que se puede identificar. A partir de ese material, marketing y evangelización son la misma cosa: un producto se convierte en una parte de la personalidad de un usuario, y los usuarios del producto se convierten en evangelizadores del mismo. El deseo de todo creador

Sospecho que el “Probablemente Dios no existe” compite peor en ese mercado; ofrece racionalidad frente a emociones y menos facilidades de identificación: no es una marca. Hay que darle vueltas al asunto para competir mejor, mientras vivimos despreocupados por las tribulaciones del castigo divino, eso si.