Ellos son imbéciles pero el dinero era nuestro: (I) Los usureros

Escribo de memoria pero creo que fue por los 90 cuando Galbraith escribió un libro donde acababa diciendo que “los imbéciles son separados, tarde o temprano, de su dinero”. Lo que el bueno de Kenneth no dijo es que ese dinero era nuestro.
Los bancos, también los españoles, buscando mejorar su rentabilidad se fueron de burbujas y se dedicaron a alejar nuestros ahorros de la actividad productiva para pasarlos a la especulación. O sea que se fueron al casino y han perdido su capital.
Pretender ahora que los bancos pasen a ser magníficos administradores, cuando ni siquiera han cambiado sus gestores, y que utilicen de forma menos avariciosa el capital que les viene a precio de saldo es tan ingenuo que no resulta creíble. Por eso algunos echamos de menos que junto a la enorme cifra de capital que están recibiendo se determinen garantías de que será distribuido.
Las inyecciones de recursos indiscriminadas suponen aliviar los efectos de la crisis pero los bancos las destinan a seguir mejorando sus balances, tranquilizar a las agencias de calificación e incluso a depositarlo hasta que lleguen nuevos tiempos de negocio. O sea, que no se transmite a la economía real en su mayor parte.
Si Usted va a pedir un crédito a una de las entidades que han acudido al dinero subastado por el gobierno, a un precio del tres y pico por ciento, Caja Madrid por un poner, lo más probable es que no se lo den; pero si lo hacen se lo prestarán al nueve por ciento. El triple: eso se llama usura, aquí y en toda tierra de garbanzos.
El Gobierno está tratando por igual a todas las entidades financieras aunque no estén en situación similar. Las inyecciones de liquidez no están fluyendo hacia las familias y las empresas porque estas no constituyen oportunidades de negocio para los bancos y porque las medidas de apoyo no incorporan ningún mecanismo para que lo hagan.
Era nuestro dinero el que perdieron en el casino y es nuestro dinero (público) el que reciben para sanear su capital. Ni Usted se benefició de la especulación anterior ni ahora le llega para aliviar sus cuentas. Estos usureros hacen negocio con dinero a precio de saldo mientras usted espera que, algún día, le llegue a alguna migaja a precio tres o cuatro veces más caro.
No estaría de más no sólo obligar a que ese dinero se convierta en préstamos sino que, por ejemplo, se sustituya el Euríbor como referencia en los préstamos hipotecarios en vigor por el tipo de intervención del Banco Central Europeo. Un punto de diferencia supone unos 12.000 millones de euros, que van a parar a los bancos y cajas. ¿Ven como se trata de nuestro dinero?