miercoles:la ciudad cambia con la crisis

Para pensar en alguna propuesta.

A medida que los polígonos se visten de silencio, las ciudades se llenan de gente que antes veíamos de noche o en día feriado. Mientras las naves, antaño promesa de burbujas infinitas, se convierten en fantasmal desierto, jóvenes con coches de cuando no había crisis, trabajadores y trabajadoras sin afán que afrontar, recorren la ciudad, consumiendo tiempo y ahorrando desempleo. Y resulta que hay más gente ocupando calles y plazas haciendo ciudad.
Se sabe que las crisis cambian la forma de vivir la ciudad pero se olvida. Y la gestión urbana es como la de antes, poco rápida y flexible para adaptarse a la nueva situación. Y uno, cuando le da por pensar sobre el qué hacer en la ciudad, imagina que este aumento del tiempo disponible global, a fuerza de desempleo, podría reinvertirse a favor de quienes lo padecen con formas de gestionar la ciudad que utilice el capital social que este tiempo representa.
Porque vivir la ciudad en tiempos de crisis no debiera ser, necesariamente, un triste deambular a la espera de noticias.